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Mazda CX-5 2.0 Skyactive Zenith Black: El último samurái

Mazda CX-5: El último Samurai

Monky Cars pudo subirse a bordo del Mazda CX-5 2.0 Skyactive, un SUV de tamaño medio, dispuesto a competir con la oferta de berlinas disponible y asentado en uno de los segmentos más competitivos del mercado actual. Con huesos tan duros de roer como el Volkswagen Tiguan, el Seat Ateca, el Hyundai Tucson o el Kia Sportage, deberá demostrar si de verdad merece la pena decantarse por el modelo de la marca del “zoom-zoom”.

Mazda es una marca ya asentada en el mercado español, con un salto de calidad en los modelos de su última generación y que busca mirar de tú a tú a los coches del segmento premium. El CX-5 tiene una buena carta de presentación: un diseño exterior atractivo, calidad de acabados y un tacto deportivo. ¿Es suficiente como para luchar con sus contrincantes? Os lo contamos.

El Mazda CX-5 es uno de los SUV con uno de los diseños más atractivos del mercado

DISEÑO LIMPIO Y ELEGANTE

El diseño exterior del Mazda es uno de sus principales bazas. El CX-5 se ha sometido a un importante restyling que ha hecho que el coche tenga un aspecto más premium que su predecesor (lanzado en 2012). Además, este lavado de cara ha conseguido modernizar el conjunto y conseguir que siga gozando de una buena salud habiendo pasado ya seis años desde que viera la luz.

En el caso de nuestra unidad de pruebas, el color en el que va pintada su carrocería es un bonito blanco perla que la marca denomina “Snowflake White Pearl”. Además, su acabado es el Zenith Black, es decir, que combina el color exterior con una elegante tapicería en cuero negro que le sienta realmente bien.

Vamos a la parte delantera: llama la atención una calandra de gran tamaño, que alberga en el centro el anagrama de Mazda en unas generosas dimensiones. Esta está rodeada por un marco metálico que le sienta especialmente bien y que se fusiona con las ópticas delanteras. Los faros son rasgados, haciendo que el frontal sea agresivo.

En la parte baja del paragolpes, coronando un labio de plástico, podemos apreciar dos minúsculos faros antiniebla que se ocupan de no desentonar en el minimalista diseño de Mazda. El capó es de gran tamaño, por lo que colabora en la silueta de coupé que presenta el crossover nipón.

El diseño frontal del Mazda CX-5 es muy minimalista

Si vemos el coche de perfil, apreciamos lo dicho anteriormente: Mazda ha querido hacer un diseño limpio, por lo que lo único que vemos reseñable es una nervadura que empieza en la óptica delantera y acaricia toda su silueta hasta unirse con el vértice de la óptica trasera. El pilar C tiene una estética muy atractiva, siguiendo con el dogma que impone la calandra: molduras cromadas lo adornan de una manera muy acertada.

Yéndonos a la parte trasera, podemos ver un diseño muy armonioso, únicamente perturbado por la insignia de la marca en el centro del portón trasero. Las ópticas traseras tienen una imagen muy elegante, con una figura similar a una lágrima. La firma lumínica que imprimen por la noche es la del ojo de ángel, con una circunferencia fina acompañada de unas pestañas que se extienden hacia la parte lateral del coche. En la parte baja del paragolpes encontramos dos salidas de escape puras, es decir, que Mazda no ha echado mano de los típicos escapes falsos que tan de moda se han puesto en la actualidad automovilística.

La parte trasera del coche tiene unas formas muy limpias

UN INTERIOR CON BUENOS AJUSTES Y QUE AGRADA A LA VISTA

En cuanto abrimos la puerta del Mazda CX-5, la sensación de calidad y buenos remates nos invade sin remedio. El puesto de conducción tiene una postura muy correcta, con un volante de buen tacto y bonito diseño en el que la marca ha conseguido integrar los botones sin perturbar su imagen final. En el cuadro de instrumentos, nos encontramos tres marcadores analógicos iluminados en un elegante color blanco que, en el caso de nuestra unidad de pruebas, iban a la perfección con su color exterior. En la parte de la capilla, se despliega un Head-Up Display que nos indica la velocidad a la que circulamos, las indicaciones en caso de que llevemos el GPS y la velocidad a la que debemos ir por cada vía. Pese a ser una opción que “mola”, puede llegar a ser un elemento de distracción en algunos momentos.

El puesto de conducción tiene una postura cómoda, aunque poco deportiva

Nos reciben unas buenas butacas con un diseño bonito y con “orejas” laterales que se ocupan de agarrar nuestra espalda en caso de dar una curva con un poco de brío. Los asientos son cómodos y recogerán nuestro cuerpo de una manera suficientemente buena como para poder hacer viajes largos sin que nuestro cuerpo se resienta.

Las plazas traseras son también confortables, y el espacio para las piernas, pese a no ser de los mejores de su segmento (castigado este aspecto en gran parte por el propio diseño del coche), es suficiente como para que vayan dos personas sin ningún tipo de problema. En caso de tener que ir tres personas, podrán ir en trayectos cortos aunque para nada es recomendable hacer un viaje largo de esta manera, puesto que el túnel de transmisión molesta en las rodillas al pasajero central.

Los asientos del pack Zenith Black van forrados en cuero con los pespuntes en color claro

La combinación de cuero, plástico de buena calidad y aluminio está presente en todo el habitáculo. Destaca una moldura similar a la madera oscurecida combinada con otro panel metálico que la secunda por debajo.

La consola central destaca por la ausencia de botones, algo que agradecemos a la hora de manejar todos los dispositivos. Únicamente podemos encontrar el botón que arranca y apaga el coche y los mandos del sistema de climatización en la parte baja de la misma. Si continuamos nuestro repaso visual hacia el túnel central, encontramos una palanca de cambio corta, que colabora en la sensación de deportividad del conjunto y que tiene un tacto exquisito.

Detrás de la palanca de cambios, Mazda ha colocado el display para controlar de manera mecánica el navegador (también tiene la opción de usarlo de manera táctil). A la derecha de dichos mandos, se ha colocado un pequeño joystick con el que subir y bajar el volumen del sistema de sonido. Esto queda bonito, pero es algo incómodo cuando llevamos el codo apoyado en el reposabrazos central y el acompañante quiere bajar o subir el volumen, ya que nos veremos obligados a modificar nuestra postura.

Los mandos del sistema de navegación y del sistema de audio están en una posición un tanto comprometida

Las toberas del aire acondicionado tienen forma de flecha y están presentadas en el mismo aluminio que el resto del salpicadero. Entre las dos salidas centrales encontramos el botón de los intermitentes de emergencia y en la parte superior, la pantalla del sistema de infoentretenimiento de siete pulgadas (de serie en el acabado Zenith).

En cuanto a su maletero, el Mazda CX-5 cuenta con un cubículo de 477 litros ampliable hasta los 1.620 en caso de que decidamos abatir la fila de asientos trasera. Las formas son muy regulares, por lo que aprovecharlo al máximo es sencillo.

QUE TIEMBLEN LAS MARCAS PREMIUM

Como hemos dicho anteriormente, la calidad de materiales que podemos encontrar en el interior del Mazda es digno de un coche del segmento premium. Los plásticos que recubren todo el salpicadero tienen un tacto exquisito, el aluminio de las molduras de verdad lo es (no es el típico plástico brillante), y el cuero que viste la tapicería con los pespuntes en un color más claro consigue seguir con la sensación de que puede luchar tu a tu en cuanto a calidades con el BMW X3 o el Mercedes-Benz GLC (Todo esto con un precio mucho inferior a estos contrincantes).

Mazda no ha dejado ninguna parte del habitáculo con materiales pobres, cuidando el salpicadero, el túnel central o los paneles de las puertas. Entrar en un coche tan bien rematado sorprende positivamente, puesto que parece que los plásticos duros de tacto hueco invaden los interiores de los coches actuales.

La calidad de los acabados es excelente

EQUIPAMIENTO MUY COMPLETO EN EL PAQUETE ZENITH

El acabado Zenith es el más alto de la gama, y partiendo de un precio de 28.600 euros, lo convierte en una gran opción en relación calidad/equipamiento/precio.

En el apartado de sistemas de seguridad y ayudas a la conducción, el Mazda CX-5 viene bastante completo de serie: asistencia a la frenada en ciudad, asistente de cambio de carril, control de luces de largo alcance, cámara de visión trasera, fatos adaptativos, reconocimiento de señales, etc.

La unidad que hemos probado traía el “Pack cuero negro”, por el que hay que desembolsar 1.800 euros adicionales y que incluye todo el interior forrado en piel y asientos delanteros con posiciones ajustables y con memoria. Merece la pena pagar este pack, puesto que el revestimiento en cuero le sienta realmente bien, la duda está en, dependiendo del color exterior que elijamos del coche, elegir entre la configuración de nuestra unidad o del “Pack cuero blanco” (mismo equipamiento que el negro pero con todo el habitáculo forrado en un precioso cuero  color blanco hueso).

MOTOR CONFORTABLE AUNQUE ALGO PEREZOSO

Como hemos dicho en la presentación, nuestra unidad de pruebas llevaba el motor 2.0 Skyactive, un propulsor capaz de rendir 165 caballos. Es un motor suave, con una sonoridad baja y que se porta muy bien a la hora de hacer viajes largos.

En caso de que le exijamos un poco, el motor me ha sorprendido negativamente, puesto que se ha mostrado un tanto perezoso. Bien es cierto que se trata de un motor atmosférico, pero incluso subiéndolo de vueltas nos da la sensación de que le falta algo. Esta sensación no debería estar ahí, ya que a priori, 165 caballos deberían ser suficientes como para mover los 1.435 kilogramos del conjunto.

Sus prestaciones, por tanto, no son nada del otro mundo, aunque si suficientes para lo que necesita cualquier persona: 0 a 100 km/h en 10,4 segundos y 201 km/h de velocidad máxima.

El motor atmosférico tiene un comportamiento suave e ideal para largos viajes

CONSUMOS DENTRO DE LA MEDIA

Si nos detenemos en cuenta los consumos, podemos decir que el Mazda ha estado dentro de lo esperado para un motor atmosférico de dos litros. En los kilómetros que hemos recorrido con él, en los que hemos circulado por todo tipo de vías, conseguimos marcar un consumo mixto de 6,8 litros a los 100 kilómetros.

Si circulamos con él por ciudad, es fácil que el gasto de combustible suba un litro más, rozando los 8 litros. Por otro lado, en autopista y a velocidades legales, rondar los 6 litros es algo asequible.

IDEAL PARA VIAJES Y TAREAS DIARIAS

El Mazda CX-5 es un coche cómodo con el que hacer trayectos largos y perfectamente utilizable para todas las tareas diarias. Con unas dimensiones compactas (4.450 mm de largo, 1.840 de ancho y 1.675 mm de alto), es apto para circular por ciudad sin que resulte en ningún momento incómodo o dificulte las maniobras.

La dirección es bastante precisa, por lo que mantener el coche en la trayectoria que queremos no supone ningún esfuerzo. Otro punto que nos ha gustado mucho ha sido la caja de cambios, con un pomo corto y unos recorridos también cortos entre marcha y marcha que nos acentúan la sensación de deportividad.

La caja de cambios tiene un tacto difícilmente mejorable

En cuanto a la suspensión, está claramente orientada al confort de marcha, siendo demasiado blanda en algunas ocasiones. A la hora de tomar una curva a un ritmo elevado, el coche se muestra algo subvirador, balancendo además en exceso. La sensación es de estar ante un coche demasiado pesado, aunque no sea esa la realidad.

Pese a ser un SUV, no es para nada recomendable sacarle del asfalto, puesto que este es su hábitat natural. Además, la versión probada tiene tracción en las ruedas delanteras, por lo que deja patente que en ningún momento pretende ser un lobo de campo.

El sistema de frenos es excelente, montando discos ventilados en el eje delantero y de disco convencionales en el trasero. Estos son lo suficientemente contundentes como para detener el coche con total seguridad.

CONCLUSIÓN

Después de una semana con el Mazda CX-5, llegamos a la conclusión de que se convierte en un producto muy apetecible para aquellos que quieran entrar en el numeroso club de propietarios de un SUV. Sus principales bazas son un precio muy razonable para lo que ofrece, un equipamiento completo y una calidad de materiales y acabados que nada tiene que envidiar a las marcas más premium.

Además, Mazda es una de las marcas que menos depreciación sufren una vez que salen del concesionario, por lo que se convierte en una buena opción si queremos disfrutar del coche un cierto tiempo y no queremos perder demasiado dinero a la hora de revenderlo.

Mazda CX-5 2.0 Skyactive Zenith Black: El último samurái
A favor
  • Diseño
  • Calidad de materiales y ajustes
  • Tacto de la caja de cambios
En contra
  • Motor perezoso a bajas vueltas
  • Mandos del sistema de infoentretenimiento
  • Head-up display
7.1Puntuación