En Monky Cars tuvimos la oportunidad de probar el Volkswagen Polo, uno de los referentes dentro del segmento de los vehículos urbanos. Convive en un sector muy competido, en el que los modelos “de toda la vida”, como por ejemplo el Seat Ibiza o el Ford Fiesta, se han visto asediados por las marcas emergentes gracias a modelos tan competitivos como el Hyundai i20 o el Kia Rio.

Se trata ya de la sexta generación del Volkswagen Polo, habiendo dado un salto en cuanto a madurez y calidad muy grande. La versión probada montaba el motor de tres cilindros 1.0 TSI, que desarrolla 95 caballos y 175 Nm de par, asociado a la caja de cambios de doble embrague DSG de 7 velocidades.

Hemos probado el Volkswagen Polo 1.0 TSI de 95 CV

Como el buen vino, mejora con los años

Como hemos dicho antes, el Volkswagen Polo se engloba dentro del segmento de los urbanos, siendo ahora más largo (4.053 mm), más ancho (1.461 mm) y un poco más alto (1.461 mm) que el Polo de anterior generación. También ha crecido la batalla (2.551 mm), por lo que se ve beneficiada tanto la habitabilidad interior como el volumen de su maletero.

El parecido exterior entre ambas es evidente, aunque es verdad que en el nuevo Polo la sensación es de que estamos ante un coche ahora “más coche”. Es decir, se nota su mayor anchura y se acerca cada vez más a su hermano mayor, el Golf.

El nuevo Polo ha crecido en todos los aspectos

En el frontal nos encontramos unas líneas angulosas, con las dos ópticas delanteras de formas muy rectas y las luces diurnas alojadas en el mismo habitáculo que las antiniebla. Si miramos el coche de perfil, podríamos ver sin necesidad de fijarnos demasiado que se trata de un Volkswagen, siendo especialmente característico un doble nervio que nace en la aleta delantera y que acaba en los vértices de los faros traseros. La zaga es quizá lo que menos ha cambiado en esta generación, montando los faros en el mismo sitio que en la anterior y con unas formas muy similares. Sin embargo, la sensación al ponernos detrás de el es que es mucho más ancho.

Nuestra unidad de pruebas estaba configurada con el acabado Sport, por lo que se le añaden llantas de aleación en una dimensión 16 pulgadas y cristales traseros ahumados. Además, el color blanco perla le sienta realmente bien, con unos destellos bastante atractivos en el momento en el que le da la luz del sol.

Un salto de calidad en su interior

Quizá sea en el momento de abrir la puerta en el que nos damos cuenta del salto cualitativo que ha dado el Polo en esta generación. Al entrar al habitáculo, encontramos un ambiente de calidad y materiales de aspecto realmente agradable que se agradece.

El salpicadero queda comandado por una gran moldura de plástico brillante que lo recorre de puerta a puerta, albergando en la consola central una pantalla táctil de generoso tamaño (8 pulgadas). Esta está instalada en un marco negro en el que el lado derecho puede no convencer demasiado, puesto que parece que se les ha olvidado instalar una salida de la climatización.

Esto no ha sido así, puesto que las salidas están situadas en la zona baja de la consola y, gracias a su forma alargada, puede llegar a recordar a la configuración que traía el Volkswagen Golf Mk.2.

El interior ha dado un gran salto de calidad respecto a la generación anterior

Los asientos instalados en nuestra unidad presentaban una tapicería en tono bicolor, con tela oscura en el centro y tonos claros en las orejas. El mullido de los mismos es cómodo para hacer largas distancias y a la vez ofrecen una sujeción lateral a la hora de tomar una curva con brío que recoge el cuerpo razonablemente bien.

El espacio en las plazas traseras es bastante aceptable. Dos pasajeros podrán ir cómodos y con espacio en las rodillas suficiente (tampoco para tirar cohetes, no olvidemos el tamaño que tiene el Polo). La altura libre al techo es más que aceptable para personas de hasta 1,90 metros. En caso de que metamos al pivot de un equipo de baloncesto, se dará con la cabeza en el techo, aunque eso en este modelo y en cualquier otro.

Por último, el Volkswagen Polo tiene un maletero de formas planas y aprovechables con 251 litros de capacidad, que llegan a los 351 en caso de abatir los asientos traseros. Este es más pequeño que algunos de sus rivales como el Seat Ibiza (262 litros), el Renault Clio (300 litros) o el Kia Rio (325 litros).

Los asientos delanteros del nuevo Polo ofrecen una buena relación de agarre lateral y confort

Unos acabados muy correctos

Como hemos dicho anteriormente, la calidad de materiales en la nueva generación del Polo ha dado un gran salto respecto a la anterior. La parte alta del salpicadero está rematada en un plástico blando de un tacto agradable.

Como en prácticamente todos los coches que sacan en los últimos tiempos, es la parte baja del mismo la que más decepciona. No tiene mal tacto, pero sigue siendo de ese plástico duro y hueco que tan poco nos gusta.

El volante va rematado en piel y tiene un mullido y grosor agradables y cómodos en todo momento, tanto a la hora de hacer maniobras como de hacer una conducción más dinámica. Otros detalles como el mango de la palanca de freno cubierto en piel o el pomo del cambio automático en metálico son de agradecer.

El puesto de conducción está bien resuelto y con unos materiales de calidad

Una lista completa de asistencias al conductor, pero demasiadas opciones

El Volkswagen Polo 1.0 TSI con el acabado Sport, es decir, igual a la unidad que hemos probado, tiene un precio de partida de 18.200 euros. Bien es cierto que el coche probado iba asociado a la caja de cambios automática DSG de 7 relaciones, opción que supone un sobrecoste de 1.700 euros, por lo que se quedaría en 19.925 euros.

Por este precio, tenemos un equipamiento muy completo en cuanto a sistemas de ayuda a la conducción: control de velocidad, sistema de frenado de emergencia, Front Assist con detección de peatones…

Sin embargo, peca un poco de básico si lo compramos con el precio base. Elementos como la asistencia al aparcamiento (600 euros), detector de ángulo muerto (295 euros), control de crucero adaptativo (440 euros), faros LED (1.000 euros) o el Digital Cockpit (380 euros), engordan la factura considerablemente.

La caja de cambios automática de doble embrague DSG supone un sobrecoste de 1.700 euros

Un motor más que suficiente

El Volkswagen Polo que hemos probado montaba quizá el motor más razonable y polivalente de toda su gama. Se trata del 1.0 TSI, un motor de tres cilindros con turbocompresor que entrega una potencia final de 95 caballos.

Puede parecer poca potencia, pero si tenemos en cuenta el tamaño del coche y su peso en la báscula (1.145 kilos) te podemos confirmar que son suficientes para mover con alegría al pequeño de Volkswagen. Sobre el papel, sus prestaciones no son espectaculares: necesita 10,8 segundos para alcanzar los 100 km/h y tiene una velocidad máxima de 187 km/h.

Sin embargo, las sensaciones al volante son muy positivas. No sentimos en ningún momento que llevemos un coche con poca potencia, ya que este motor es capaz de ofrecer unas recuperaciones notables y en los semáforos (en gran parte gracias a la caja DSG) nos puede dar más de una sorpresa.

Se convierte en el motor ideal para ratonear en el centro de la ciudad y es capaz de hacer un viaje sin ningún problema. Con esto no queremos decir que no se echaran en falta 20 caballos más a la hora de encarar una subida, pero en circunstancias normales, nos ha parecido un motor brillante.

El motor de 1.0 litros y tres cilindros ha demostrado tener un comportamiento muy correcto

Consumos similares a los de un cuatro cilindros equivalente

Una de las principales virtudes de las que presumen los motores de tres cilindros como el que hemos probado son los bajos consumos. Sin embargo, no hemos notado demasiada diferencia con un equivalente de un cilindro más.

Los datos oficiales declaran un consumo mixto de 4,6 litros cada 100 kilómetros. Como suele ser habitual, es difícil (por no decir imposible) llegar a estos datos con una conducción normal. En una prueba en la que hemos recorrido más de 1.000 kilómetros alternando todo tipo de escenarios, el consumo mixto conseguido ha sido de 5,2 litros.

Un comportamiento brillante

Este es uno de los puntos fuertes del nuevo Volkswagen Polo. El chasis del modelo urbano de Volkswagen es el mismo que utilizan otros modelos del grupo VAG como el Seat Ibiza o el Skoda Fabia por ejemplo.

Este tiene un comportamiento intachable en todo momento, dejando claro que puede acoger motores mucho más “gordos” sin atragantarse. Se trata de un coche realmente ágil, llegando incluso a ser divertido en carreteras de curvas. Este gran chasis unido al motor que hemos probado y con el cambio DSG como guinda, hacen que el Volkswagen Polo sea uno de los coches con mejor comportamiento dentro de su segmento.

El comportamiento del Volkswagen Polo es brillante

La dirección tiene un tacto bastante bueno, con unas reacciones rápidas aunque sin llegar al punto de ser deportiva. En cuanto a los frenos, tenemos discos ventilados en el eje delantero y tambores en el trasero. Pese a que no gusta encontrarse con frenos de tambor, la frenada del Volkswagen Polo es contundente y en ningún momento nos damos cuenta de que no llevamos discos detrás.

En cuanto a la suspensión, de tipo McPherson en el eje delantero y resorte helicoidal en el trasero, tiene un tarado ideal como para poder hacer viajes y circular por carreteras en mal firme sin que la espalda lo acuse en gran medida. Además, a la hora de hacer apoyos fuertes, tiene una dureza suficiente como para que la carrocería del coche no incline.

Uno de los mejores productos si estás dispuesto a pagar un poco más

El Volkswagen Polo no deja de crecer en todos los aspectos. El modelo urbano de Volkswagen ha demostrado que sigue siendo una de las mejores opciones del segmento siempre que no importe desembolsar un poco más si se compara con la mayoría de su competencia directa.

Tiene un comportamiento ejemplar, que se adapta prácticamente a todas las situaciones. Por otra parte, el motor 1.0 TSI nos ha sorprendido por su buen comportamiento y su afinidad de funcionamiento con la caja de cambios DSG, aunque podría ofrecer consumos más reducidos.

Prueba del Volkswagen Polo 1.0 TSI 95CV Sport
A favor
  • Comportamiento
  • Calidad de materiales
  • Motor
En contra
  • Precio opcionales
  • Maletero más pequeño que la competencia
  • Frenos traseros de tambor
7.2Puntuación

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