Esta semana junto a la V9 Bobber Sport me ha servido para acercarme una vez más a que en la marca de Mandello Di Lario lo que parece igual, está bastante lejos de la realidad.

La primera Guzzi que caté fue la V7, que ya me pareció una moto con una gran personalidad. No sería más que el primer contacto con la marca, cuyo motor en V (que me gustan mas que a un tonto un lápiz) me dejó encantada.

La siguiente Guzzi que llevé fue la V85 Tutto Terreno. Si bien fue breve, la estética retro-trail me llamó muchísimo la atención, así como toda la electrónica que incorpora este modelo.

Finalmente hoy os hablo cómo ha sido pasar una semana a lomos de la V9 Bobber Sport, semana que me ha devuelto a aquellos días que pasé el pasado año con la V7, con sus vibraciones guzzistas (que en la V85TT se han reducido), sus escapes gemelos, su estilo giracuellos… Pero mejor.

 

Un gran acierto en diseño

Creo que lo primero que llama la atención de esta Guzzi es su color naranja mate, que gana puntos en persona. Lo siguiente en lo que te fijas es su gran neumático delantero, un 130. Después de estos dos impactos en mi vista me fui dando cuenta de detalles como el faro redondo coronado por una mini cupulita asimétrica, los fuelles de la horquilla, las tapas laterales bicolor bajo el asiento… Desde arriba, se ve el conjunto del asiento plano sobre el chasis típico de la marca. Sin embargo en esta ocasión me daba mas sensación de planicie, y estaba en lo cierto, porque el asiento es poco mullido.

La franja de color negro con la marca le da un toque deportivo al diseño de la V9 Bobber Sport y rompe la monotonía del color naranja mate.

Seguimos mirando hacia atrás y la guinda del pastel la ofrecen el guardabarros trasero, los escapes a ambos lados en un negro mate genial y… los Öhlins. A ver, sinceramente, el amarillo desentona un poco.

Por último me llamó la atención el anchisímo manillar que lleva esta montura, que si no recuerdo mal es el mismo que el de su compañera trail. Pensé que tiene todo el sentido del mundo, porque manejar un 130/90 en la delantera a baja velocidad a veces requiere determinado esfuerzo.

 

¡A las buenas vibraciones!

No hay que malinterpretar el término de vibraciones en estos motores. Manejando una de estas no te va perdurar cosquilleo en las manos ni en los pies tras bajarte de ella. Simplemente cuando enciendes el motor, se sacude de lado a lado, cual perrillo cuando llegas a casa. Cuando paras en un semáforo te das cuenta (tú, los espejos de la moto y el de la scooter de al lado) de que esas vibraciones siguen ahí, pero no te molestan en marcha. Es parte del encanto.

Tenemos el par suficiente para todo: 62 Nm a 3000 revoluciones. En realidad, a este motor tienes que forzarlo para que no tenga fuerza, y aun así en cuanto muevas el puño te va a responder. Son motores cuyo atractivo es el par instantáneo y no los caballos (55 en este caso).

De ruta, si estamos acostumbrados a otro tipo de moto, no hay que forzar el ángulo de la tumbada de la moto en curva. Corremos el riesgo de tocar con los avisadores de las estriberas, que para eso están, porque lo siguiente sería tocar con los escapes. Lo mejor es que si queremos ir un poco alegres saquemos el cuerpo aunque se nos quede mirando raro hasta el apuntador.

 

Y… ¿en ciudad?

Pues en ciudad ni se siente pesada, ni torpe pese a su gran neumático, ni se pone al rojo vivo aunque esté refrigerada por aire. Es cierto que es una moto para el disfrute, para ir de ruta de paseo tú, tu moto y el paisaje. Pero ni mucho menos nos da ningún problema para desplazamientos por ciudad a diario (ir a trabajar, de terraceo por el centro…)

El cuadro de la V9 nos ofrece información sobre consumos, modos del control de tracción, rpm y otras mediciones básicas como la hora en su pantalla incrustada en la esfera retro.

Además, el consumo está en torno a los 5 litros. Esto hace que con una media de desplazamiento de 50 km diarios al trabajo consigamos pasar la semana sin pisar la gasolinera.

Pros y contras

Los contras de esta moto, saltan a la vista: por un lado si quieres llevar paquete necesitas comprar el accesorio de Motoguzzi, por otro lado si te apetece llevar equipaje, por mucho que la marca haya incluido la maleta como accesorio… desentona bastante con la estética de la moto.

La V9 Bobber Sport con el asiento de pasajero incorporado. (Foto extraída del catálogo de accesorios de Motoguzzi)

Está claro que pagamos un diseño top pero también estamos pagando equipamiento premium como las pinzas brembo , control de tracción configurable en dos modos y desconectable, abs multicanal, y un par de amortiguadores Öhlins regulables en precarga y compresión (vienen muy bien para distinguir entre uso en ciudad y en carretera).

Creo que es una moto dirigida a un público específico que compra una segunda moto a capricho, sin embargo recuerda lo que te he contado sobre su uso en ciudad. Esta moto, si queremos, nos hace todos los servicios que tiene que hacer una moto. Incluido el de recoger miradas y murmullos, que nunca está de más tener la exclusividad de ser una de las pocas personas que lleva un modelo de moto en kilómetros a la redonda.

Prueba MotoGuzzi V9 Bobber Sport
diseño9
comodidad7.5
rendimiento8
equipamiento8.5
consumo7.5
A favor
  • Personalidad
  • Exclusividad
  • Equipamiento
En contra
  • Asiento poco mullido
8.1Nota Final

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